Bueno, ahí va mi experiencia: he vivido parálisis del sueño, he visto íncubos, he sufrido pesadillas las cuales me han llevado a avisar a los vecinos para que no se asusten de los gritos que oyen a las 4A.M., he recibido visitas de ghouls (estos ya no me asustan), de extraterrestres, he oído susurros, he participado en viajes astrales y desdoblamientos. Cada cosa es cada cosa y no tiene nada que ver con dios, ni extraterrestres, ni con el mismísimo diablo.
Más bien tiene que ver con nuestras vivencias, traumas, percepciones, miedos… con nuestra mente, con su capacidad de interpretación del mundo y la manera de asimilarlo e integrarlo en nuestra psique.
Yo entiendo como psique a la parte que nos mueve, a nuestra materia más fina. No como el «alma» infinita y que aparentemente vaya a quedar para la posteridad y eternas reencarnaciones para su perfeccionamiento. Recordando que todo es materia (no energía) y la Ley de Conservación de la Materia:
En una reacción química,
la materia no se crea ni se destruye,
sólo se transforma.
Tanto en los sueños como en la muerte, dado que son interacciones y reacciones químicas, y sabiendo el modo en que se comporta toda materia, y siendo nosotros ni más ni menos que eso (materia), no podemos afirmar que nosotros tenemos un «alma» que se separa del cuerpo al soñar o morir, para ir por ahí haciendo nosequé, ya que científicamente no es posible, nos pongamos como nos pongamos porque vivimos en un mundo y en una dimensión donde hay unas reglas físicas y químicas que marcan el juego de la vida.
Aunque matemáticamente hayan indicios de otras dimensiones, tampoco podemos asegurar que éstas puedan interactuar entre sí.
La fe o fantasía, pueden explicar lo que les venga en gana, seguirá siendo fe o fantasía, no algo demostrable.
Porque… ¿hasta dónde podemos decir que acaba la realidad y empieza la fantasía? Francamente es un rato complicado, ya que la mente es tan poderosa que hasta la fantasía más surrealista la puede proyectar como realidad y vivencia sin el más mínimo atisbo de duda.
Aunque nuestros sueños hayan sido reales ¿quién nos asegura que son verídicos?
La paralisis del sueño y las pseudo vivencias que se producen vienen registrándose desde hace siglos. Yo también creo que los desdoblamientos, viajes astrales y demás, son interpretaciones de fenómenos químicos cerebrales.
Sin embargo parece cierto que cuando morimos perdemos unos cuantos gramos y hay quien piensa que es el peso del alma.
Dudo mucho que cuando yo muera mi alma cohesionada se introduzca, previo olvido, en otro cuerpo, en un momento futuro necesariamente, para vivir una vida humana, no de ameba o almeja, en el mismo planeta! !! Sin embargo quienes han tenido experiencias de muerte clínica hablan de la supervivencia de la conciencia. Como si nuestro cerebro no fuera el productor de las ideas sino un mero receptor de radio q cuando se estropea o muere no reproduce lis programas que las distintas emisoras siguen emitiendo. Para mi hay que esperar a morirse para saberlo. Y en mi caso lo importante no es tanto si hay vida tras la muerte, sino Vida durante la vida.
recuerdo lo que decía Jardiel Poncela: «Para cogerle gusto a la vida, no hay nada como morirse». Quizá se nos olvida con demasiada frecuencia que aquí no nos quedamos y nos permitimos el dudoso lujo de desperdiciar la vida.
Creo que este articulo llama a las cosas por su nombre. En otro costal quedan la intuición y captación de energías que nos invitan a ver más allá, alejadas de la autosugestión de la mente.