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Ya sé que en el soliloquio original está traducido como ‘Ser o no ser, ése es el dilema.’

Pero dándole un par de vueltas y mirando a la filosofía zen, recordando el camino del hacer, como en esta famosa cita:

‘Pregunta el discípulo: -¿Qué es el Zen?
Responde el maestro: -Sigue caminando.’

Y dado que en idioma inglés se designa la misma palabra para dos significados, al parecer distintos, pero en el fondo Zen de la cuestión no tanto, reflexiono: ‘Hacer o no hacer, ése es el dilema.’

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Los Momentos Mágicos de Storyly

Desde que tengo uso de razón mi abuela tiene en la galería una cuerda que la cruza desde el pomo de una ventana hasta el otro de la que está enfrente.

Todos los días desde hace 5 meses tengo que salir a la galería a tender algo de ropa.

Hace una semana quitó la cuerda.

Curiosamente mi primera impresión cuando salgo a la galería es ver la cuerda allí, hasta que me fijo y esta «visualización» desaparece, la cuerda ya solo está en mi mente y es reproducida exactamente cada día, hasta que me acostumbre a ver la realidad: la cuerda ya no está.

Si esto pasa con una simple cuerda… no quiero ni pensar lo condicionados que podemos llegar a estar en otros ámbitos.

El apego a nuestros pensamientos y sentimientos, tanto psíquicos como fisiológicos, es un gran mal.

 

 

Los Momentos Mágicos de Storyly

[1]

El dolor del mundo es tan extraordinario en estos momentos que muchas personas no están en su sano juicio. Debes distanciarte y ser constante en ello o te atrapará.

Considera estas cosas como recordatorio.

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Este post nace de un cruce de disertaciones por e-mail entre Planeta (P) y Aloha (A) al respecto de ¿quiénes somos? ¿quién es dios? ¿qué es dios? ¿qué papel juegan los demás en nuestras vidas?

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Uno de mis lectores me dijo que lo más impactante que leyó en mis libros fue donde dije, «Rechaza tener miedo en esta vida».

El miedo es una aflicción terrible, paraliza tu capacidad de pensar con claridad y actuar con decisión. Un poco de miedo de baja intensidad es aceptable, ya que actúa como una señal de advertencia, pero el miedo constante te transforma en un zombi, un autómata fácilmente manipulable. He aquí cómo puedes arreglarlo.

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En mis libros hablo extensamente sobre los Fringe Dwellers [1], personas que no se  ajustan a la norma. No son revolucionarios hippies embrutecidos, ni bichos raros. Aquellos de los que hablo son gente normal y corriente, personas que no podrías diferenciar de las demás. Son sus mentes las que son distintas. No tienen nada que ver con las costumbres y reglas del status quo, el ritmo de vida anodino [2] como el tic-tac de un reloj los deja apáticos y sin inspiración.

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Si todo es una ilusión: lo que pasa, tu enfado, esta vida…
Relájate y disfruta del amor: del tuyo, del mío…
Del universo experimentando sobre si mismo,
esa es la ilusión: abrázala, traspásala,
no resistas… y ríndete, ámala.

Abrázate, ámate…
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«La matriz nos vende la ilusión de pasar del pasado al futuro cuando realmente no vamos a ninguna parte. El tiempo es uno de los métodos más eficaces de esclavizarnos. La unidad es atemporal y si nos sintonizamos al engaño del paso del tiempo nos desconectamos de la conciencia del Infinito.

¿Cómo puede usted conectarse con alguien que está quieto cuando usted se precipita por delante de ellos en un coche deportivo en su camino de la sala de trabajo al cementerio? Oye, mira, ahí está la Unidad. Ziiiiiiiouuuuuu… mierda, me lo perdí – y a ella.”

DAVID ICKE

Algo que ayuda a entender el tiempo en nuestra existencia es mirándolo en forma de espiral.

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Es cierto que somos extraordinariamente afortunados por nacer donde hemos nacido, y debemos estar agradecidos por serlo. Según algunas culturas, como determinados indígenas norteamericanos, los nativos hawaianos o «Los Auténticos» aborígenes australianos de Las Voces del Desierto, el best seller de Marlo Morgan (si es que existen o existieron alguna vez), todos estamos unidos y por tanto somos en parte responsables de cualquier cosa que ocurra a otros humanos o cualquier ser vivo. La cuestión es hasta que punto es cierto: ¿Tenemos la culpa de ser privilegiados? ¿Somos responsables por ello? ¿Y del resto, o mejor dicho, de las lamentables condiciones de vida de la mayor parte de la humanidad? En el fondo, este tipo de información, tiene un fin no tan benévolo como aparenta, de alguna forma lo intuido desde siempre. Recuerdo un anuncio de TV emitido unos años atrás, en el que un sujeto perteneciente a una ONG nos culpaba directamente de los males de niños mutilados o enfermos que mostraba a su lado. ¿Que podemos hacer para remediar esta situación que esté en nuestras manos? Realmente muy poco, comparado con las recursos de gobiernos, grandes empresas o multimillonarios de cualquier tipo. Precisamente, de manera habitual son alabados tanto algunos gobiernos y empresas, como de forma muy especial personas de éxito: artistas, empresarios, incluso políticos, creo que no es necesario poner ejemplos de famosos filántropos. Con todo y con eso, siguen siendo los más ricos y poderosos del mundo, tanto como el dinero que podríamos ganar si trabajasemos miles de años con la misma proporción de sueldo y coste de la vida. ¿Entonces, como es posible que los premien a ellos y nos culpabilicen a nosotros?

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Tal vez esos instantes de felicidad que vivimos lo son debido a su brevedad. Cuando te sientes bien es fácil perder la noción del tiempo, pero es igualmente fácil que cualquier hecho haga cambiar nuestro estado. Más pronto o más tarde ocurrirá cualquier cosa que perturbe esa felicidad. Y eso tiene un punto en común: nos situamos de nuevo en la sensación de tiempo creada por la mente. Sabemos que la sensación del paso del tiempo es totalmente subjetiva, aunque es cierto podemos medirlo objetivamente. Lo mismo ocurre con el espacio, es cuantificable pero subjetivo: las distancias y tamaños no siempre las percibimos igual, simplemente recuerda cuando éramos pequeños, cuando nos desplazamos de un lugar conocido a uno nuevo… Objetividad contra subjetividad, razón contra percepción, ciencia contra religión. Nos han enseñado que las leyes de la ciencia son rígidas y nuestra consciencia inestable, que las leyes nos gobiernan en todos los sentidos y determinan la realidad. La ciencia es, pues, la religión mayoritaria, imparable e irrefutable. Y nos lo hemos creído. Hasta ahora.

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