Los seres humanos nacen espiritualmente libres, pero en la red global de Matrix, sufrimos a manos de los Fat Controllers [1]. Nos desangran hasta dejarnos secos y nos provocan miedo, mientras pinchan nuestros teléfonos, hackean nuestros ordenadores y nos vigilan con un millón de cámaras. Mientras tanto, legislan indefinidamente para obstruir toda actividad comercial, y se alimentan a si mismos y a su importancia.

Tenemos el deber espiritual de intentar escapar.

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