En mis libros hablo extensamente sobre los Fringe Dwellers [1], personas que no se  ajustan a la norma. No son revolucionarios hippies embrutecidos, ni bichos raros. Aquellos de los que hablo son gente normal y corriente, personas que no podrías diferenciar de las demás. Son sus mentes las que son distintas. No tienen nada que ver con las costumbres y reglas del status quo, el ritmo de vida anodino [2] como el tic-tac de un reloj los deja apáticos y sin inspiración.

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