Cada mañana, pese a seguir nuestra confortable rutina habitual, más pronto o más tarde nos encontramos con un inconveniente, una situación sin importar si es inesperada o no, que nos hace reaccionar. Parece inevitable que la realidad escape de nuestro control, y nada podemos hacer para evitarlo. Siempre igual, aunque siempre diferente. Atrapado en el tiempo, como aquella película donde Bill Murray volvía a vivir el mismo día una y otra vez, el día de marmota. Siempre hay algo que no termina de funcionar como debiera. Los problemas surgen, pero ¿proceden siempre del exterior?

Si pensamos que los demás son reflejos de nosotros mismos, tanto lo que nos gusta y disgusta del mundo, lo es de manera equivalente en nosotros mismos. Desde que nacemos e incluso antes, nuestra mente está creando nuestra propia identidad, a través de la experiencia cotidiana, consciente pero fuertemente inconsciente. Nuestra auto-imagen no deja de ser una idea, contra la cual el mundo en que vivimos choca una y otra vez. Son estas relaciones con nuestro entorno lo que conocemos como realidad. Al fin y al cabo, la propia realidad cabo no deja de ser otra idea más, una abstracción. Realmente se trata de nuestra auto-imagen o ego, un reflejo en el espejo, contra otro reflejo en el espejo. Cuando se sitúan dos videocámaras grabando una frente a otra, al cabo de unos instantes ambas muestran la “nieve” que todos recordamos cuando los televisores no sintonizan ningún canal. ¿Es esta tú realidad? Bienvenido al país de las maravillas.

Esta imagen mental también conocida como ego, no está ahí para molestar, de hecho tiene su función: Supervivencia, auto preservación. Tan antigua como la vida e imprescindible para la supervivencia en el entorno natural, tan extraño hoy en día, del cual procedemos. Más de 100.000 años atrás, en la prehistoria, los primeros homo sapiens surgen virtualmente de la nada en un reducido número, para encontrarse el entorno tan aparentemente hostil para nuestra complexión física, tan frágil y diferente del resto primates, coo es el sur de África. Y es su nueva capacidad la que compensa esta debilidad, el neo córtex, el soporte físico o hardware que soporte nuestro nuevo software, la mente. Esto es lo que marca la diferencia y nos lleva a extendernos por todo el planeta, acabando de paso con los homínidos contemporáneos como el europeo hombre de Neardental, aunque incorporándolo en parte de su ADN. Sí, resulta que también somos híbridos.

Hoy en día, las amenazas que encontramos habitualmente no suelen ser peligrosas para nuestra integridad física, ni siquiera para nuestra supervivencia, pero sí la propia auto-imagen. La mente percibe estas potenciales amenazas a través de los sentidos, y esta refleja las consecuencias en el cuerpo, que no distingue si es real o no. Estas consecuencias son las emociones, como el miedo, sufrimiento, dolor: lo sentimos como peligro real. Pero no por ello es despreciable. La «basura emocional» de la que algunos hablan no lo es tanto,  de hecho tiene su propia función, aunque no seamos conscientes de la misma. En la mayor parte del las personas, actualmente el ego no es sino una disfunción del instinto de supervivencia.

amenazaTanto los emociones o sensaciones conocidas como negativas o positivas, provienen de una emoción básica: el dolor. El ego se compara con otros egos, la realidad choca con sus preferencias y se crean las emociones. Sabemos que estas no son 100% fiables debido a que provienen de dicha auto-imagen subconsciente, y esas preferencias e ideas, que tampoco estamos seguros si son realmente nuestras o no. La mente subconsciente capta infinidad de información, y sólo somos conscientes de una pequeña parte, aproximadamente un 1%. Y el subconsciente forma parte a su vez de algo mayor, aquello que Carl Jung llamó el subconsciente colectivo. Una manifestación de ello podría ser el efecto del centésimo mono.

Los sentimientos son sutilmente distintos: no provienen del subconsciente, ni tienen que ver con nuestras preferencias. Esto es el pequeño resquicio de libertad que nos queda, en el mejor de los casos un 5% del tiempo. De donde proviene no está tan claro. El resto del tiempo funcionamos con el piloto automático del subconsciente. Si el libre albedrío que tanto nos han enseñado no los tanto, y la realidad es más virtual que real, los límites del mundo tal y como lo conocemos se resquebrajan. No olvidemos que es nuestra mente subconsciente la que crea lo sueños, en ocasiones tan reales. Incluso hay momentos en los que podemos tomar consciencia mientras estamos soñando. Y de repente, despertamos. ¿Pero cómo sabemos a que lado?

Se ha sugerido que la continuidad es lo que nos hace distinguir la realidad del sueño. Los sueños pueden ser repetitivos, pero muy rara vez continúan durante la noche en el mismo punto donde despertamos la mañana anterior. Los chamanes ayahuasqueros y los que han experimentado con esta u otras drogas psicotrópicas saben que no siempre es así. La ayahuasca es una bebida de origen sudamericano producida con diversas plantas, así como la iboga africana, o algunas setas conocidas en europa desde tiempos inmemoriales. Particularmente, la ayahuasca tiene como componente activo la Dimetiltriptamina o DMT, que sería un enteógeno más de no estar presente de forma natural en nuestro propio organismo. La glándula pineal es la responsable de generar DMT aproximadamente 49 días después de la concepción. El mismo periodo de tiempo que «El libro Tibetano de los Muertos», escrito en el siglo VIII, explica que un alma emplea para reencarnarse. En el siglo XVII Descartes llamó a esta glándula «el asiento del alma», y es también conocida como el tercer ojo, en analogía con los chakras hindúes, siendo este el centro encargado de la percepción e intuición. ¿Son sólo coincidencias? Veamos.

Aparentemente podemos demostrar que estamos en el mundo real debido a la existencia de un espacio y tiempo comunes en nuestro entorno. Los demás pueden corroborar lo que estamos percibiendo. En lo que respecta al tiempo, tenemos una idea de continuidad, junto al presente, de un pasado y un futuro. ¿Es la sensación temporal es una percepción subjetiva, una idea más?. La lógica sugiere que la consciencia del presente empezaría el tiempo que tarde el estímulo nervioso hasta el cerebro. Pues no es tan sencillo. La neurociencia ha demostrado que el cerebro crea el tiempo hacia detrás. El tiempo de reacción de la neurona receptora desde que se produce el estímulo en un receptor nervioso es inexistente. En cambio, si estimulamos directamente la neurona responsable de recibir ese impulso eléctrico, su respuesta se retrasa exactamente el tiempo supuestamente emplearía en recorrer desde el receptor nervioso anterior hasta dicha neurona. Realidad virtual, o simulación temporal. Realmente el tiempo no existe, es una percepción totalmente subjetiva, creada por la mente para mantener la coherencia lógica que necesita para crear la realidad particular de cada individuo. Sólo el presente existe. Como anteriormente comentamos, las teorías físicas más vanguardistas afirman que el movimiento es también una ilusión, en el holograma de la realidad. Parafraseando a Eckhart Tolle, nuestro verdadero yo, el observador, está aquí y ahora, mientras la mente está en el pasado o futuro. En cualquier otro lugar, eludiendo la realidad.

cuerdaY si esto es lo que ocurre con el tiempo, y es dependiente de nuestra subjetiva percepción, ¿ocurrirá lo mismo con el espacio? Entendiendo el universo como un vasto holograma multidimensional, de acuerdo a la teoría del universo holográfico, y es un fractal infinito, no importan las distancias, ya que sólo son una limitación para nuestro cuerpo tridimensional y no así para el infinito espacio interior: Las distancias dentro de los átomos son equivalentes a las que existen entre las estrellas. La revolucionaria teoría de cuerdas, que promete ser una teoría del todo, predice la existencia de minúsculos filamentos unidimensionales, que de acuerdo al tipo de vibración que efectúen crean las fuerzas de la naturaleza, y con ellas la materia y la energía. El tamaño de estas cuerdas comparado con un neutrón, sería como un árbol y el sistema solar. El microcosmos no es diferente del macrocosmos. El infinito no son cifras inmensas, la eternidad es el ahora.

El escritor británico Stuart Wilde habla del «mundo espejo», que muchos han experimentado antes y después de él, coincide la tradición de los chamanes hawaianos kahuna. Según los nativos de aquellas islas todos estamos unidos por cuerdas invisibles, y formamos parte de una unidad infinitamente mayor. Como dijo Carl Jung, «quien mira hacia afuera, sueña; quién mira adentro despierta». El viaje interior es tan inmenso como el exterior, y esta infinidad de mundos, dimensiones, multiversos, están también dentro de nosotros mismos. El propio Stuart Wilde una vez preguntó a un chaman ayahuasca de Ecuador, si todos esos viajes, si estas increíbles visiones, eran reales. Respondió que si así lo había sentido, así eran. Después de todo, recuerda que la vida es sueño.

«Hay otros mundos, pero están en este. Hay otras vidas, pero están en ti»
Paul Éluard


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